Ser líder social en el departamento de Arauca implica enfrentar múltiples amenazas, desplazarse con medidas de seguridad y, en muchos casos, arriesgar la vida. Luis Carlos Mejía, presidente del Distrito 5 y secretario de Asojuntas en Arauquita, asegura que la labor comunitaria se desarrolla en un entorno de constante vulnerabilidad.
Liderar procesos sociales y comunitarios en Arauca se ha convertido en una actividad de alto riesgo. Así lo manifestó Luis Carlos Mejía, quien ha recorrido diferentes territorios del departamento para acompañar a comunidades campesinas, pese a las condiciones adversas.
“Es una labor altruista de permanencia y defensa del territorio. Nosotros asumimos un nivel de vulnerabilidad al movernos por los diferentes territorios”, explicó Mejía. Aunque reconoce que cuentan con legitimidad otorgada por las comunidades, señala que diariamente deben tomar precauciones como cambiar rutas, ocultarse o movilizarse de forma alterna.
El contexto se agrava con la estigmatización y las amenazas que —según indica— reciben desde 2022 organizaciones como Asojuntas, ONG de derechos humanos y proyectos de economía comunitaria en Arauca.
El trabajo comunitario también se ve limitado por el control de actores armados y la falta de garantías estatales. Pese a ello, líderes como Mejía insisten en continuar con las actividades en zonas donde antes predominaba el extractivismo y hoy florece una economía agropecuaria alternativa. Un ejemplo es el complejo Caño Limón – Coveñas, donde actualmente se producen plátano, cacao, cítricos, pollo, ganadería y piscicultura, en territorios antes destinados exclusivamente al petróleo.
Este panorama de riesgo se evidenció recientemente cuando Mejía fue víctima de un ataque armado. Mientras se dirigía a una audiencia de territorios campesinos, recibió un disparo en la zona de Caño Verde, cerca del complejo Caño Limón. “Decidimos seguir hacia el lugar donde la comunidad nos esperaba”, relató, indicando que lograron resguardarse gracias a medidas internas de seguridad en el vehículo.
El dirigente cuenta con un esquema básico de protección otorgado por la Unidad Nacional de Protección (UNP), compuesto por dos escoltas y un vehículo. Sin embargo, informó que actualmente no puede movilizarse en ese vehículo por razones de seguridad, y está a la espera de una respuesta urgente de la entidad. “Las actividades no paran, pero toca buscar otros medios para movilizarnos”, expresó.
Luis Carlos Mejía advirtió que la violencia contra líderes sociales no solo representa una amenaza individual, sino que limita el desarrollo comunitario y las propuestas de transformación social impulsadas desde las bases. Pidió atención institucional para garantizar condiciones mínimas de seguridad a quienes ejercen liderazgo en zonas rurales de Arauca.
