Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, destacó el papel de las comunidades y diversos sectores en el proceso de conservación y restauración del humedal.
Durante su reciente visita al departamento de Arauca, Brigitte Baptiste, rectora de la Universidad EAN, sostuvo encuentros con líderes sociales y comunidades locales para avanzar en los diálogos sobre la gobernanza ambiental de la Laguna de Lipa. En el marco de estos espacios, Baptiste subrayó la importancia de incluir a todos los actores que han tenido algún nivel de incidencia en el ecosistema.
“Lo que nos convoca es la conservación e incluso la restauración del humedal, con visión de las comunidades locales”, indicó la académica.
Según explicó Baptiste, el proceso ha buscado convocar a todos los actores con influencia en el territorio, desde comunidades locales hasta empresas del sector petrolero. En este ejercicio, se han identificado responsabilidades y capacidades de cada sector para contribuir a la recuperación del ecosistema.
Entre los actores convocados se encuentran productores agropecuarios, organizaciones de la sociedad civil, autoridades ambientales y municipales, y la industria petrolera, incluyendo sus proveedores. Baptiste resaltó que la empresa petrolera ha mostrado disposición para revisar críticamente su impacto, siempre que haya condiciones equitativas para todos los sectores participantes.
Frente a los cuestionamientos sobre el papel de la industria petrolera en el deterioro ambiental, Baptiste reconoció que todas las actividades económicas generan transformaciones ecológicas. Señaló que antes del desarrollo petrolero ya existían modificaciones significativas en el uso del suelo y en la cobertura vegetal desde la década de los 50, con la colonización del Sarare.
“La industria petrolera tiene una de las mayores regulaciones, pero no es la única responsable de las transformaciones del territorio”, afirmó.
Además, mencionó que existen otras prácticas que también han generado impacto, como la desecación de humedales, la apertura de canales y drenajes, y el uso de agrotóxicos en actividades agropecuarias.
El modelo de gobernanza impulsado actualmente busca identificar puntos críticos en el paisaje de la Laguna de Lipa, tanto donde ocurren impactos negativos como donde hay oportunidades para la restauración. Se priorizarán entre cinco y seis sitios para intervenciones consensuadas.
Estas acciones serán definidas de manera conjunta entre comunidades, autoridades locales y ambientales, la empresa petrolera y otros actores.
“Queremos acordar las intervenciones para evitar que se tomen decisiones unilaterales que generen conflicto”, explicó Baptiste.
El próximo 4 y 5 de septiembre se realizará un recorrido de campo con la participación de la Fundación Danta y otros actores. Posteriormente, se llevará a cabo un nuevo taller para proyectar acciones conjuntas.

