La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha anunciado la suspensión de varios de sus programas humanitarios en Colombia debido a un grave déficit de financiación. La decisión, que impacta especialmente a zonas de alta vulnerabilidad como Arauca, representa un retroceso significativo en los avances logrados en materia de integración y protección de las poblaciones desplazadas y migrantes.
Arauca, uno de los departamentos fronterizos más golpeados por el conflicto armado y la crisis migratoria venezolana, ha sido durante años receptor de apoyo por parte de ACNUR. La reducción de estas ayudas amenaza con dejar a miles de personas en situación de extrema vulnerabilidad, entre ellas mujeres, niños, comunidades desplazadas internas, refugiados y migrantes.
“La falta de fondos está obligando a suspender servicios esenciales como la asistencia legal, programas de protección infantil, prevención de violencia de género, y la legalización de asentamientos informales que permiten el acceso a agua, electricidad y vivienda digna”, afirmó William Spindler, portavoz de ACNUR.
En Arauca, estas suspensiones pueden traducirse en mayor riesgo de desplazamientos secundarios, aumento de la informalidad en los asentamientos urbanos, y debilitamiento de los esfuerzos institucionales por integrar de manera efectiva a la población retornada y migrante.
Según la entidad, Colombia alberga actualmente más de 7 millones de desplazados internos, casi 3 millones de migrantes y refugiados venezolanos, y más de medio millón de colombianos retornados. En territorios como Arauca, la presión sobre los sistemas de salud, educación, vivienda y empleo es permanente, y el acompañamiento de organismos internacionales como ACNUR ha sido clave para evitar una crisis mayor.
El anuncio de la suspensión de programas ocurre en medio de un llamado urgente de ACNUR a la comunidad internacional. De los 118,3 millones de dólares requeridos para continuar sus labores en Colombia, apenas se ha logrado financiar un 4,6%. A nivel regional, el Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes Venezolanos apenas ha recibido un pequeño porcentaje de los fondos necesarios.
“La pérdida de estos programas significa un retroceso de años de esfuerzos. Los más afectados serán los más vulnerables: mujeres, niños y familias desplazadas”, concluyó Spindler.
En Arauca, líderes comunitarios y organizaciones locales han manifestado su preocupación, solicitando al Gobierno Nacional y a la cooperación internacional medidas urgentes para evitar que el abandono se profundice.
