Esto implica alteraciones del patrón del sueño, patrones de conducta e incluso llanto recurrente.
Claudia colmenares, psicóloga y enlace de infancia y adolescencia del ICBF regional Arauca, habló sobre las afectaciones que puede padecer un niño o una niña luego de haber sido expuestos en escenarios de riesgos y de violencia, tal y como sucedió semanas atrás con el atentado a una base militar en Puerto Jordán, ubicada a pocos metros de una escuela y un centro de desarrollo inicial del Bienestar Familiar.
En primer lugar, señala la psicóloga que el menor que resultó expuesto y haya presenciado o escuchado este tipo de eventos como explosiones en gran magnitud (atentados) podría desarrollar estrés postraumático; es decir, una afectación psicológica derivada de un trauma (suceso) que le genera malestar significativo. Esto implica alteraciones del patrón del sueño, patrones de conducta e incluso llanto recurrente.
“Cuando son efectos por alguna explosión, es mucho más marcado, donde los niños tienen conductas que debemos prestar seria atención como lo son los sueños interrumpidos, pesadillas, estados de hipervigilancia o alerta, episodios de ansiedad, llantos o ataques de pánico, además de conductas asociales y dificultad para concentrarse”, detalló Colmenares.
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Según explicó la profesional, el ICBF viene brindando atención a la primera infancia a través de la atención psicosocial por medio de un equipo interdisciplinario para atender los requerimientos y necesidades de los niños y niñas. Así mismo, dijo que “manejamos una estrategia intersectorial que se denomina ‘Atrapasueños’, espacio de escucha activa donde se sensibiliza a las familias para atender una problemática”