La cancelación del servicio de transporte escolar por parte de la Alcaldía de Arauca ha llevado a que padres de familia recurran a distintos métodos como motocicletas y bicicletas para garantizar la asistencia de sus hijos a las instituciones educativas.
La decisión de no renovar el contrato de transporte escolar ha generado ajustes en las dinámicas familiares y escolares en el municipio de Arauca. Los padres ahora deben asumir directamente el traslado de sus hijos, lo cual ha traído consecuencias tanto en la asistencia como en la puntualidad de los estudiantes.
Jorge Contreras, rector de la I.E. Francisco José de Caldas, señaló que de nueve sedes, dos han evidenciado una disminución en la asistencia y en la llegada puntual de los alumnos. En las demás sedes se ha mantenido cierta normalidad, aunque se han adoptado horarios más flexibles.
Contreras explicó que “la mayoría de los padres está utilizando motocicletas, bicicletas o llevan a los niños caminando, lo que ha aumentado la preocupación por la seguridad, sobre todo en días de lluvia”. Agregó que la ausencia del servicio también representa un impacto económico para muchas familias.
Los padres han solicitado mayor acompañamiento de las autoridades durante las entradas y salidas escolares, así como mejoras en la infraestructura vial, incluyendo señalización y zonas peatonales seguras.
Sobre el Programa de Alimentación Escolar (PAE), Contreras indicó que aunque existe cobertura, no alcanza al 100 % del estudiantado, especialmente en la sede Juan Francisco Lara. “Un niño con hambre no aprende. Por eso es vital fortalecer esta estrategia”, puntualizó.
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Por su parte, Yaneth Osses, rectora de la I.E. Simón Bolívar, señaló que los estudiantes también han visto afectada su movilidad. “Algunos niños caminan largas distancias, otros dependen de mototaxis o transporte familiar, lo que complica la llegada puntual”, explicó.
Osses propuso que la Secretaría de Educación evalúe asignar matrículas escolares teniendo en cuenta la ubicación de los hogares, para evitar desplazamientos extensos entre barrios como Manhattan y la sede educativa.
Sobre los servicios complementarios, mencionó que la cobertura del PAE no es total —atiende a poco más de mil estudiantes de los 1.800 matriculados— y que no cuentan con jornada única ni servicio de almuerzo. En vigilancia y aseo, la rectora informó que solo hay un vigilante para cuatro edificios y que el personal de servicios generales es insuficiente.
Respecto al uso de bicicletas, indicó que, aunque algunos estudiantes las ingresan a la sede principal por seguridad, los espacios de almacenamiento son reducidos y no cubren la demanda.

