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Le dimos la espalda al río Arauca: las consecuencias de la intervención humana y las lluvias en Arauquita

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“Nosotros le dimos la espalda al río Arauca”, afirmó el diputado arauquiteño Orlando Ardila Traslaviña en entrevista con Al Aire Noticias. La frase tiene un interesante trasfondo y una problemática estructural que le mismo joven político invita a analizar: las consecuencias históricas del impacto humano sobre la cuenca del río Arauca, que se manifiestan con mayor intensidad durante la temporada de lluvias.

Durante su intervención, Ardila, geólogo de profesión y estudioso de los temas medioambientales, destacó que los efectos del invierno no se deben exclusivamente a un fenómeno natural. “Nosotros pretendemos ignorar que al río lo hemos enjaulado, lo hemos encerrado en jarillones, le hemos tapado sus caños, hemos cultivado en sus zonas de inundación y hemos deforestado los barrancos”. Estas acciones, sumadas a la ampliación de la frontera agrícola, han afectado la capacidad natural del río para absorber crecientes y moderar desbordamientos.

Las lluvias intensas en la cuenca alta del río Arauca reactivaron alertas desde los primeros días de junio, según relató el diputado. El pasado domingo 15 de junio, “se registraron más de 18.000 damnificados”, señaló, precisando que aunque no hubo víctimas fatales, los daños materiales fueron extensos.

El municipio de Arauquita fue uno de los más afectados. Ardila dividió la emergencia en tres zonas: el casco urbano, donde “el río corría por las calles de los barrios céntricos, algo que los habitantes más antiguos no recordaban haber visto hace muchos años”; la zona baja rural, convertida en “auténticos mares internos” con cientos de hectáreas anegadas, se veía el triste panorama en Reinera, La Pesquera y todas estas veredas como Las Bancas, Las Acacias, Los Búfalos, entre muchas más; y el corredor vial Saravena – Arauca, en dos puntos, el primero en la vereda Mataecacao y el punto Barrio Santo, cerca El Troncal, que sufrió bloqueos por la caída de árboles y el desbordamiento del agua en puntos como Barrio Santo.

El diputado reconoció los esfuerzos de la comunidad y los organismos de socorro, pero advirtió que la situación supera las capacidades locales debido a lo fuerte que ha sido esta emergencia. “La magnitud de la inundación sobrepasó los límites de la administración municipal y departamental. Por eso se propuso declarar la Calamidad Pública”, explicó.

En ese contexto, Ardila también reconoció el papel de la alcaldía de Arauquita y de la Gobernación de Arauca durante la emergencia: “Hay que destacar que la Gobernación ha venido acompañando, ha estado presente, y ha estado brindando soluciones, sobre todo en términos de atención humanitaria inmediata y apoyo logístico a los municipios afectados”.

Ardila señaló también que hay que realizar un esfuerzo mayor de todas las entidades locales y nacionales, para planear la ejecución de obras de mitigación en las épocas de sequía: “Las obras deben hacerse en verano. Si esperamos al invierno, los recursos se atrasan, se pierden o no alcanzan”. Puso como ejemplo un dique de dos kilómetros en el sector de Carretero: “Sirvió, pero falló porque las dimensiones de la inundación no tenían precedentes”.

En su diagnóstico, el diputado insistió en que cualquier solución debe partir de un enfoque ambiental. “Si aludimos que es un tema natural, su solución puede estar también en la naturaleza”. Recordó que la cuenca alta también ha sido intervenida, incluso en zonas de páramo, lo que ha generado problemas de erosión y sedimentación en el cauce del río.

Finalmente, Ardila subrayó la necesidad de ordenar el territorio “a partir del agua” y de recuperar la relación de las comunidades con el río. “El río, así como hace daño, también hace bien. Nos da agua potable y fertiliza nuestros suelos. Pero hemos querido habitar donde no se puede habitar. Y el río nos lo recuerda a la fuerza”.

Al Aire Noticias

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