Días atrás, un violento atentado perpetrado por la guerrilla del ELN contra una guarnición militar en Puerto Jordán dejó un saldo trágico de tres uniformados fallecidos y más de 30 heridos, luego de la activación de explosivos lanzados desde una volqueta.
Lo más preocupante es que, a menos de un kilómetro del lugar, se desarrollaban actividades escolares en el Instituto de Promoción Agropecuaria, donde asisten más de 1.500 alumnos, junto con otros 120 niños del Centro de Desarrollo Infantil ‘Semillas de Amor’.
Este incidente ha vuelto a poner sobre la mesa el debate sobre los límites del conflicto armado en Arauca, exponiendo el riesgo al que están sometidos los menores. En situaciones de guerra, los derechos de los niños y niñas deben ser una prioridad incuestionable.
Masiel Lora, directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en Arauca, advirtió que en los últimos meses, y debido al recrudecimiento de los enfrentamientos entre las guerrillas y con el Estado, ha habido un aumento de menores víctimas de desplazamiento forzado y confinamiento.
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“La niñez ha quedado en medio del conflicto donde los grupos armados han incursionado como en Puerto Rondón, donde tuvimos el desplazamiento de un gran número de familias que se ubicaron en un refugio y donde tuvimos que llegar con dos unidades móviles del ICBF quienes acompañaron por tres semanas. Es muy triste que la niñez esté creciendo en estos contextos de riesgos”, dijo la directora.
En cuanto al caso de Puerto Jordán, según el ICBF y reportes de padres de familia y cuidadores, varios niños experimentaron fuertes dolores de oído, alteraciones del sueño y respuestas anormales a ciertos sonidos tras el atentado. Situación que el ICBF observa especial atención debido a las secuelas que dejan los enfrentamientos en los menores. Se solicitó a los responsables de estos niños, niñas y adoslecentes acudir a la institución si ven algun corportamiento en los niños que resulten alarmantes para que se les brinde atención.
